tag:blogger.com,1999:blog-313915942024-03-08T11:45:45.393-08:00Ese Agua CrudaLibro de poemas de Lobos/Guiamet/Marquinez/Valverde, publicado en el año 2003, Editorial Los Lanzallamas, Rosario, Argentina.Marquinhohttp://www.blogger.com/profile/09084915229986035511noreply@blogger.comBlogger7125tag:blogger.com,1999:blog-31391594.post-1153778436177787242006-07-24T14:59:00.000-07:002006-07-28T14:16:12.670-07:00Ese agua cruda por GUIAMET, LOBOS, MARQUINEZ y VALVERDE<a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/ese%20negra%20agua%20cruda%203.0.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/320/ese%20negra%20agua%20cruda%203.0.jpg" border="0" /></a> <strong>AGUA CRUDA:</strong> (del latín <em>crüdus</em>, que sangra, relacionado con cruento) Dícese del líquido de tonalidad ferrosa, rojiza, que utilizaban los alquimistas para estañar metales preciosos y así esconder su auténtico valor para traficarlos a través de ducados y estados condales. Fig: Lo que se muestra como de un valor inferior al que verdaderamente posee para que no resulte codiciado.<br /><br /><br /><p align="left"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/TOAD5.0.jpg"></a></p><p></p><p></p><br /><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/TOAD5.0.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 382px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px" height="346" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/400/TOAD5.jpg" width="400" border="0" /></a><br /><br /><br /><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/TOAD5.0.jpg"></a><br /><br /><br />Agua de herrumbres de dormidos barcos<br />que desafían los remansos,<br />agua de río terroso que remonta camalotales<br />entre viento, sol y correntada;<br />agua de lluvia que purifica la noche<br />después de profanar su oscuridad,<br />agua de venas de sacrificios rituales<br />como ofrendas de anónimos desdichados,<br />agua bendita de algún espíritu santo,<br />agua del Ródano, del Nilo, del Tigris.<br />de las islas, de los deltas, de los atlas,<br />agua de alcoholes que sueñan otros días<br />desde aquel abismo interminable,<br />agua triste que cae de los ojos<br />en la certeza de la herida,<br />agua de la fiebre alucinada<br />que se transpira en los desiertos,<br />agua de los labios del ahogado,<br />desplegada cual mapa del rocío,<br />agua marina infinita<br />como la hondura que le da cuerpo,<br />agua de manantial que brota en la mañana<br />cristalina y vestal,<br />agua subterránea que cruza la ciudad<br />por túneles de dudoso pasado,<br />agua germinal que oculta sus formas<br />cambiando la dirección de los sentidos,<br />guardientes, aguachirles, aguamieles,<br />aguafuertes, aguaceros, aguadas falsías del doblez.<br />Todo es agua,<br />una sola agua,<br />la misma agua.<br />Ese agua cruda, ilusión de trance<br />donde un génesis detenga el tiempo.<br /><br /><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/praecipitatio%202.2.jpg"><img style="CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/320/praecipitatio%202.1.jpg" border="0" /></a><br /><br /><em><strong>Praecipitatio</strong></em><br /><br />Hay una hora misteriosa<br />donde se pierden los sentidos<br />y unas sombras desnudas<br />capitulan frente al deseo<br />como si no fueran ellas<br />los fantasmas y despojos<br />que al abandonarse<br />acariciaran nuevos tiempos.<br /><br />Hay una hora misteriosa<br />donde nos hundimos buceando en<br />el deterioro y el menosprecio,<br />una hora que nos arrebata con<br />su follaje del claroscuro<br />y donde el extraño es otro,<br />irremediablemente otro.<br /><br />Celuloides del ocaso que,<br />acaso sin un pliego de piedad,<br />nos conceden nuestro opuesto,<br />se inclinan ante la perpetua<br />reiteración del crepúsculo.<br /><br />A la sombra del otro,<br />se revelan mis verdades.<br />Cierta dignidad ajena<br />las pierde definitivamente.<br /><br />A la sombra del otro<br />Babel dicta su iracundia,<br />sus emblemas de derrotas<br />y epopeyas;<br />su silencio frente al océano<br />en el nuevo ocaso,<br />que es el mismo ocaso.<br /><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/foto%20trasera%20del%20tandem%20(esta%20si).6.jpg"><img style="CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/400/foto%20trasera%20del%20tandem%20%28esta%20si%29.3.jpg" border="0" /></a><br /><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/tamdem%20rio%205.1.jpg"><img style="CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/400/tamdem%20rio%205.jpg" border="0" /></a>Marquinhohttp://www.blogger.com/profile/09084915229986035511noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-31391594.post-1153775050188430872006-07-24T13:45:00.000-07:002006-07-24T15:23:41.673-07:00Sublimatio por ROBERTO LOBOS<a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/GEBER_SUBLIMATION2.0.jpg"><img style="cursor:pointer; cursor:hand;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/400/GEBER_SUBLIMATION2.jpg" border="0" alt="" /></a><br /><br /><br /><br /><strong>DICEN QUE DICEN</strong><br /><br />Dicen que la verdad asoma desde las manos<br />como un pergamino de mandamientos inapelables.<br /><br />Hablan de gitanos, de trascendencia,<br />me recuerdan la estridencia de algunos versos, <br />las profecías de sus anagramas<br />y la carnadura de sus letras turbando mi piel<br /><br />Dicen de un tamiz de luces y sombras grises,<br />del crepitar de pasiones fugaces acariciándome<br />y de algún que otro derrotero incierto. <br /><br />Dicen lo que dicen las líneas de mis manos.<br />Digo que mienten como calendarios del azar. <br />Todas burlas, pretextos a mi pobre destino.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Cuando me contaban historias sobre el silencio<br />yo imaginaba el sosiego de un verde jardín<br />y el otoño deshojando los fresnos.<br />Eran ecos y palabras de voces legendarias, <br />aromas de la tierra mojada <br />y el misterio de cualquier soledad.<br />Las recuerdo, debo confesar,<br />como algo extrañamente parecido a la felicidad.</em><br /><br /><br /><br /><strong>CUERVOS</strong><br /><br />Vuelan sus rondas consumiendo la espera.<br />A veces antes, <br />a veces después<br />están siempre sobre mí.<br /><br />Cuervos.<br /><br />Como sombras que levitan grácilmente,<br />ángeles negros pronunciando aquel nunca más<br />o espantajos devorándome.<br />Yo los reconozco:<br />soy carne y carroña de su carne y su carroña,<br />soy sangre de su sangre escapando hacia ningún lugar.<br /><br />Cuervos.<br /><br />La diatriba de los verdugos.<br />Más cerca o más lejos del inevitable final <br />son los que vendrán por mí.<br /><br /><br /><br /><br /><em>Pensaba...,<br />en los que no tienen nada.<br />en los que se han perdido,<br />en las oscuridades de ciertas noches,<br />en la pendiente de calle Urquiza,<br />pensaba...,<br />en los que se han ido,<br />en los que se esconden lejos.<br />Pensaba en todo eso.<br />Pensaba en mí.</em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>POSIBLEMENTE</strong><br /><br />Posiblemente las cosas sean como las imagino.<br />El desencanto<br />gris,<br />el vuelo<br />cercano,<br />tus ojos<br />cerrados.<br />Posiblemente lleguen días extraños,<br />se agoten tragos y nebulosas,<br />no haya trampas<br />y el vértigo deje de pertenecerme.<br />Posiblemente no me reconozca.<br />Podré pensar que nunca sucedió,<br />resignarme ante el silencio<br />o escribirlo una vez más.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Después de mí.<br />Después de los restos.<br />Después.<br />Alguien enlazará mis manos,<br />recordará algunas medianoches<br />y volverá el silencio.<br />El silencio.<br />Lo único que importa.</em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>CAMINOS</strong><br /><br />Probablemente no existan caminos<br />para llegar donde imagino,<br />donde quisiera me aguardaran, <br />si fuera posible, unos pocos<br />y tres módicos deseos abrigo:<br />que haya fresnos como en otoño,<br />viento,<br />y un mar agitándose.<br /><br />Entonces reposaré. <br /><br />Se esfumará el tiempo,<br />no habrá sueños,<br />ni gritos,<br />ni lágrimas.<br />Tendré paz,<br />solamente mucha paz.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Fuera de mí.<br />Desde el otro lado lloro por mí.<br />Sé que estaré,<br />que habrá otros paisajes,<br />que me encontraré frente a un cerco<br />y que tal vez nadie <br />nadie<br />soltará mis cenizas.<br />Después habrá polvo, lirios y un jardín.<br />Sólo eso.<br />Y el silencio.</em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>MUNDO RARO</strong><br /><br />Navegas sin sentido.<br />Acaso traicionando lo vertido<br />abrirá sus grietas la paranoia silenciosa<br />y las rajas tronarán gravemente.<br />Ningún oráculo, ninguna ceniza <br />adivinará en este mundo raro<br />desde dónde caen lágrimas y espantos.<br />Los presiento claros,<br />los veo lánguidos…<br />por allá, lejanos y perdidos,<br />asoman tus ojos bizarros.<br />Como estiletes que sueltan claves<br />entre lirios pincelados<br />y dolor escondido.<br />Donde llora el mundo raro.<br />Sus lágrimas,<br />sus cenizas,<br />su espanto.<br /> <br /><em>Gracias Marqui <br />por la idea y por la ayuda</em><br /><br /><br /><br /><br /><em>Supongo que no existo,<br />que no me ven,<br />que mis manos no escriben.<br />Que todo sigue...</em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>POSTALES DEL FRÍO</strong><br /><br />Los sonidos del viento,<br />las miserias desnudas,<br />entre humo y cicatrices<br />vacila un tentempié;<br />sostén de ilusiones,<br />espejo de ruinas<br />y nadie,<br />nadie que lo escriba.<br />Postales del frío,<br />trazos oscuros,<br />colores abúlicos <br />y escondites.<br />De la lluvia. <br />Del amasijo.<br />Entre llamaradas<br />arden el fuego <br />y los de siempre:<br />la ira,<br />el designio,<br />los desesperados.<br />Postales del frío.<br />Y otra vez nadie,<br />nadie que las escriba.<br /><br /><br /><br /><br /><em>Alguien, <br />que alguna vez pasó por mí,<br />se ha olvidado de mí.<br />No me resigno <br />pero extraño aquellos silencios<br />y la mirada de unos ojos <br />mirándome a los ojos.<br />Como si hubiera habido razones,<br />como si no alcanzaran las distancias<br />alguien, <br />que alguna vez pasó por mí,<br />se ha olvidado de mí.</em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>VISIONES</strong><br /><br />Vi lágrimas en tus ojos de pantano,<br />silencio en la oscuridad de tu mirada<br />y pensé en los soles del amanecer<br />como amuletos de pasiones encendidas.<br />Vi galopar extraños jinetes,<br />abismos desafiando las excusas,<br />y el naufragio de las horas y el tiempo.<br /><br />He visto más de lo que mis ojos se han atrevido a ver.<br />Parece que, al fin,<br />unos cuantos presagios acertarán sobre mí.<br /><br /><br /><br /><br /><em>Presiento una soledad grande,<br />médanos ondulantes<br />y sombras atravesando la arena.<br />No me alcanza pretender la luna,<br />caminar sobre el fuego.<br />No me alcanza suponerte.</em> <br /><br />a Marta, <br />aunque ya nada alcance...<br /><br /><br /><br /><br /><strong>EL VIENTO Y EL PINAR</strong><br /><br />Era el viento silbando su verbena<br />en el centro de un gran pinar.<br />Vi a los cedros doblarse en pena<br />y a los cipreses su orgullo quebrar;<br />creí distinguir furia en la escena,<br />en las hojas muertas volar<br />y por senderos de arena<br />imaginé al diablo caminar.<br />No importaron mis años en decena,<br />entregado a un raro vislumbrar<br />detuve al tiempo en la hondonada<br />y me estremecí cerrando los ojos.<br />Fue todo y fue nada, <br />pero aún recuerdo el estrépito del lugar<br />y al miedo como un simple despojo,<br />como la pureza de aquel estar.<br /><br /><br /><br /><br /><em>Te oí llorar,<br />imaginé tus ojos,<br />y me sacudí.<br />Llorar siempre es demasiado:<br />es como gritar en silencio,<br />entregarse a decir todo.<br />Condenarse a decir nada.</em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>HAY</strong><br /><br />Hay momentos exquisitos<br />donde parece razonable <br />robarle palabras al silencio,<br />donde no suponga demasiado<br />mirar aguas crudas en desmadre<br />pero el torrente que las lleva<br />impone viejas fotos de uno mismo<br />como si fuéramos sombra de otro<br />y el otoño presagiara un ocaso,<br />el invierno por venir.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Prefiero la oscuridad <br />como resaca de hábitos salvajes.<br />La luz<br />como alaridos agrietando mis ojos.<br />La luz y la oscuridad.<br />Péndulos.<br />Nunca sé dónde estoy.</em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>ESPERO</strong><br /><br />Espero.<br />Algo.<br />Incierto.<br />Que sea bálsamo,<br />contraste,<br />olvido,<br />algunas caras,<br />algunas formas,<br />que desafíe al tiempo, <br />al destino,<br />a los sentidos.<br />Pero no hay nada.<br />No habrá nada.<br />Seguiré esperando.<br />Algo.<br />Incierto.<br />Que deseo.<br />Que no existe.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Desde el aire,<br />desde el agua….<br />Todo parece desaparecer<br />en el crepitar del tirano tiempo<br />y no es cierto el sello del fuego,<br />o sí es cierto<br />pero a quién le importa.<br />Somos el aire,<br />somos el agua…<br />Todo parece demasiado<br />como palabras del mensaje final<br />y no es cierto que somos el fuego,<br />o sí es cierto<br />pero a quién le importa.<br />Aire,<br />agua…<br />Todo parece mezclarse <br />en la corriente del estúpido viento<br />y no es cierto el fuego,<br />o sí es cierto<br />pero a quién le importa.</em>Marquinhohttp://www.blogger.com/profile/09084915229986035511noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-31391594.post-1153389582137963322006-07-20T02:47:00.000-07:002006-07-24T15:26:25.513-07:00Descensio por RICARDO GUIAMET<a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/descensio.jpg"><img style="cursor:pointer; cursor:hand;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/400/descensio.jpg" border="0" alt="" /></a><br /><strong>GUERRILLA URBANA (I)</strong><br /><br />Hegel,<br />dice uno de ellos.<br />(detrás la luz<br />oscila y parpadea:<br />60 watts equilibran pendientes de<br />un par de cables desnudos).<br />Hegel,<br />repite<br />ante el silencio y la modorra<br />de los otros.<br />nadie sabe si<br />llama un perro,<br />convoca un espectro<br />rememora un motivo para la lucha,<br />algo que explique las armas,<br />la vigilia,<br />la certeza ineludible<br />de la derrota<br />y la desaparición.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>GUERRILLA URBANA (II)</strong><br /><br />Creyó que amarla,<br />pintar consignas,<br />alfabetizar pibes,<br />practicar tiro en la isla,<br />eran único movimiento,<br />una y otra vez<br />igual substancia.<br />Los otros, mayor precisión,<br />apenas sabían rodar cabezas,<br />flagelar carne, chamuscar libros;<br />asesinar arribabajo por las avenidas:<br />la certeza que el triunfo<br />se bocetaba con gruesas pinceladas.<br /><br />Por un tenso,<br />no extenso<br />laberinto de<br />puertas, edades, personas.<br />abandonar el sueño y<br />regresar al páramo siempre<br />igual, congelado y certero: el mundo real.<br /><br /><br /><br /><strong>POLINESIA</strong><br /><br />La polinesia<br />murmuró la desdentada boca<br />del viejo agonizante<br />en un hospital del Chaco<br />(y purulentas ronchas, vestigios de la mosquitada<br />debajan su rastro húmedo<br />tras cada giro en la sábana,<br />estertor del<br />enflaquecido cuerpo moribundo)<br /><br />La polinesia<br />repitió la enfermera indígena e imaginó<br />arrecifes, palmeras, sensuales<br />crepúsculos frente a<br />arenas blancas y<br />mares transparentes:<br />el reverso de ese paraná<br />amarronado y de barrancas toscas<br />deonde su marido<br />parlotea con compadres<br />el arcaico qöm,<br />arma espineles y lanza el tejido<br />aguardando<br />el arribo del pejerrey.<br /><br />La polinesia, repitió antes de morir;<br />la enfermera toba se persignó<br />desconociendo<br />que el viejo<br />no hablaba de atolones o volcanes<br />sino de<br />un bar ferroviario apestoso,<br />no más que una tapera que<br />medio siglo atrás<br />ya era viejo y abandonado<br />junto a<br />un cambio de vías en medio de la nada<br />(un paraje llamado Turner)<br />donde él, joven, tomaba grapa<br />entre vagón y vagón<br />control y dosaje<br />de los cargamentos de trigo<br />que emigraban más allá del océano.<br /><br /><br /><br /><strong>HAIKUS</strong><br /><br />En la banquina<br />un amasijo<br />restos de comadreja<br /><br /><br />Sólo su rostro<br />vence a la muerte<br />aún es el padre<br /><br /><br />Antes del amor<br />eclipses de una noche<br />fueron los hombres<br /><br /><br /><br />Bajo la muerte<br />rostro de huérfanos<br />un llanto quieto.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>KAGEMUSHA</strong><br /><br />Ese cielo que señala y<br />husmea la extraviada<br />mirada del kagemusha.<br /><br />No es una batalla, no es una danza:<br />el trueno mezquino de los mosquetones<br />hace caer, aquí y allá,<br />a los soldados de su guardia.<br />el tropel de la caballería<br />deslizándose médano abajo<br />y el cañoneo, firmamento artificial,<br />apuñalan lo obscuro de la noche.<br />No es una danza, no es un baile,<br />sólo la muerte que<br />se empeña en erigirse<br />justo delante de<br />cualquier oquedad que señale,<br />conmovido, extraviado,<br />el índice del Kagemusha.-<br /><br /><br /><br /><strong>GO</strong><br /><br />Sólo dos personas,<br />en toda la ciudad,<br />y somos nosotros, dijo el padre;<br />colocan y no sacan fichas sobre<br />la cuadrícula del go.<br />Sólo dos personas,<br />aventuró,<br />algo más que una corazonada o una probabilidad:<br />Un imperio que milenario se desplomará<br />de un manotazo cuando su espacio sea necesario<br />para ubicar tostadas y dulceras,<br />tazas y terrones,<br />los atributos de la tarde.-<br /><br /><br /><br /><strong>GO (II)</strong><br /><br />La cuadrícula infernal<br />que no es eterna<br />ni sensible;<br />el ornato y el pretexto de<br />la serpiente bicolor de los senderos de discos.<br />En alguna encrucijada vacía<br />el disco de Odín permanece invisible,<br />al aguardo de una avenida,<br />un sismo,<br />un tifón que voltee su cuerpo,<br />deje ver el pulido reverso,<br />el brillo del espejo perpetuo.<br /><br /><br /><br /><strong>GO (III)</strong><br /><br />Nada altera<br />la mirada y la mano que deposita,<br />irreversible, cada ficha en un destino único, definitivo.<br />Las fichas hacen nacer alianzas,<br />lealtades y traiciones,<br />fugaces encuentros y homéricos combates;<br />la victoria y la derrota,<br />un albur de cadáveres y estandartes,<br />anverso y reverso de única proclama.<br />Reflejos del vuelo singular de la brisa<br />del movimiento de la mano<br />que no alcanza a tranquilizar<br />la calma del estío.<br /><br /><br /><br /><strong>UN DESPOJO</strong><br />Un despojo comido por los perros<br />una rata una nutria un qué<br />ni siquiera ya<br />hedor exhala<br />ni convoca arcadas.<br /><br />Pelos, cuero aplastado, una cola calva:<br />los restos de la vida en<br />lo que resta de la noche.<br /><br /><br /><br /><strong>INSOMNIO (III)</strong><br /><br />la vigilia<br />(el trabajo,<br />las noticias,<br />el adulterio<br />la mirada extraviada de<br />un compañero de oficina,<br />las piernas de una desconocida)<br />fantasmas sucesivos<br />que alborotan el sueño<br />con la constancia<br />y la futilidad<br />de un mosquito.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>INSOMNIO (II)</strong><br /><br />la breve y perpleja vision en la madrugrada:<br />despertar con la luz de sodio<br />infiltrándose por resquicios:<br />sombras que ondean en la pared<br />al influjo del viento<br />sobre la frola de la esquina.<br />no es el vampiro ni su remedo:<br />sólo el monótono croar del despertador nos recuerda<br />el otro monstruo implacable y riguroso:<br />la vigilia que aguarda<br />por nuestra sangre en el amanecer.<br /><br /><br /><br /><strong>TUMBAS DEL ASIA CENTRAL</strong><br />Cuevas de anguilas<br />Como tumbas del Asia Central<br />Cuelgan de la minúscula barranca<br />Que la bajante ha creado<br />En la orilla del arroyo.<br />Un pescaor, no mucho más que un niño,<br />Arroja dentro de una<br />El fósforo aún encendido<br />Con que dio fuego a suu cigarrillo.<br />Cuevas de anguilas,<br />bosques de alisos,<br />huellas de carpincho.<br />El citadino,<br />En la otra orilla,<br />Protegio por seis metros de<br />Una corrienmte lenta pero tenaz,<br />Marrón, observa el suceso,<br />Aguarda por la irrupción de<br />Un pordigio monstruoso,<br />Un agüero de calamidades<br />En el anochecer.<br /><br /><br /><strong>COLOR</strong><br /><br />Pesadumbre<br />el único color que imagina;<br />pesadumbre.<br />El viento de la tormenta<br />no alcanza a tranquilizarlo<br /><br /><br /><br /><strong>ROBERTO ARLT</strong><br /><br />Agradecer siempre<br />un cuerpo deforme<br />mi gloria,<br />que me permite escupir<br />en la cara de los giles<br />las más horrorosas verdades<br />y sólo recibir por respuesta<br />la burla y<br />el desprecio.<br /><br /><br /><br /><strong>MR. HYDE</strong><br /><br />Alguien en la noche<br />toma para si los emblemas del terror<br />se erige en el destino y así vulnera<br />el futuro de un tranquilo y solitario<br />caminante del Soho.<br />La casa del Dr. Jekill permanece vacía,<br />(altas horas de la noche)<br />del perchero de caoba no cuelga su bastón,<br />la bella empuñadura ensangrentada.<br />No habrá ni memoria<br />ni conciencia del crimen,<br />ni siquiera la imagen del rostro del pánico<br />cubriendo la máscara del pequeño burgués moribundo;<br /><br />Dr. Jekill despertará como de una borrachera y<br />el periódico matutino traerá<br />un recuero arcano y arcaico<br />casi infantil<br />primitivo:<br />Una nueva víctima del<br />monstruo ignorado que<br />aprendimos a llamar<br />Mr. Hyde.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>SANGRIA</strong><br /><br />Desacostumbrado<br />(como estaba)<br />volcó algo de cerveza sobre<br />la madera manchada de la mesa.<br />Tres atrás de él tomaban sangría,<br />uno de ellos explicaba:<br />el secreto de la sangría<br />es aplastar los limones<br />antes de revolver,<br />con la misma cuchara aplastarlos<br />y después<br />mirar en la jarra<br />esparcir el sedimento de azúcar.<br /><br />El estaba solo;<br />esa conversación en sus oídos<br />era la música de la amistad<br />perdida trece años atrás,<br />la tarde del enfrentamiento.<br />Una semana antes de eso<br />habían bebido en el mismo boliche<br />(¿las mismas mesas?)<br />una sangría distinta<br />mientras el Viejo<br />en el margen de un diario del día anterior<br />dibujaba las salidas del Banco,<br />señalaba con cruces la ubicación<br />de los guardias.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>LA TORMENTA</strong><br /><br />Quizás fue el vino en el estómago,<br />la presencia de la flaca morocha,<br />(¿cercana,<br />sugerente?)<br />lo que consiguió que gastara su mirada<br />hacia el escenario cruel de las islas<br />desiertas en el horizonte: donde<br />la tormenta derramaba sus escalofríos relampagueantes,<br />su palidez intermitente que amanecía en el cielo<br />entretejiéndose a nubes oscuras y grises<br />que acababan contra el borde insoslayable<br />de albardones,<br />montes de alisos,<br />lagunas crecidas.<br /><br />Mas tarde la madrugada caracoleará<br />acorralando con sus altas horas<br />hasta que caiga dormido<br />ajeno a una luciérnaga<br />que, junto al techo,<br />parafrasean los relámpagos<br />sin que jamás pueda saberse<br />si es sólo un juego para nuestros ojos o<br />su desesperado pedido de amor.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>ESCENA EN UN PARQUE</strong><br /><br />el tropiezo de una palabra<br />atascada ante la mirada<br />de la niña: el padre siente<br />el temor de ser descubierto<br />débil, dudoso, cobarde.<br />la abofetea en el rostro.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>EL GOLPE DE LA PALOMA</strong><br /><br />El gope de la paloma contra el borde de la ventanilla de su auto<br />(el roce de las plumas breves contra el vello de su brazo).<br />Estacionó.<br />A cincuenta metros yacía,<br />en medio del barrio de chalets,<br />la casa de su padre muerto.<br />Como un impuesto de vencimiento cercano,<br />como las piernas de una compañera de trabajo,<br />eso apenas ocupaba su mente.<br />Bajó del auto,<br />una inspección lega al cadáver del palomo.<br />El calor del mediodía de enero insultaba<br />al pavimento, al Ford, al despojo plumífero.<br /><br />Se preguntó por el espíritu de su padre,<br />por la transmigración de las almas,<br />por la irrupción amorosa del ave<br />lanzándose contra su coche,<br />último o primer esfuerzo de amor.<br />No levantó al palomo muerto de la acera.<br />Con el pie, como si empujara<br />las sobras de una hamburguesa,<br />acomodó lo mejor que pudo<br />el endureciéndose bodoque<br />contra la cuneta de la acera.<br />Subió al Ford y siguió.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>CHEVROLET 37’</strong><br /><br />A través de esa llanura que ya sus abuelos<br />aprendieron a llamar pampa<br />manejaba el Chevrolet 37’<br />desaforado como un demonio.<br />Junto a él viajaba un cadáver,<br />una adolescente<br />tuberculosa y aristocrática<br />muerta el mediodía anterior<br />en las Sierras de Córdoba.<br />A las tres horas de manejar<br />comenzó a saberlo: el cadáver<br />junto a él había abierto los ojos,<br />realizaba sutiles movimientos<br />expresando el dolor de la muerte.<br />Aceleró aún más:<br />la polvareda detrás del Chevrolet<br />simulaba tornados nocturnos.<br />No se envalentonó<br />en girar la vista hacia su derecha<br />no quiso saber nada de esa muerte apasionada<br />de esa muerta que quizás lo deseaba<br />primer y último hombre no ya de su vida<br />sino del primer instante de<br />la eternidad de su memoria.<br />Años después correría rallíes por<br />esos mismos caminos;<br />un alambrado de tres hilos<br />lo decapitaría<br />(una mañana de octubre,<br />un guiñapo colgante junto al auto en llamas)<br />por ahora<br />la muerte es una adolescente<br />acompañándolo en la madrugada,<br />los pelos de su sexo humedecidos por<br />el formol y la lascivia de los sepultureros<br />que acondicionaron su desnudez<br />entre obscenidades y persignaciones<br />para su adiós entre aristócratas en<br />la mansión familiar en la Costa de OlivosMarquinhohttp://www.blogger.com/profile/09084915229986035511noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31391594.post-1153388544974995982006-07-20T02:33:00.000-07:002006-08-01T20:32:40.126-07:00Calcinatio por FERNANDO MARQUINEZ<div align="center"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/CALCINATIO.jpg"><img style="CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/400/CALCINATIO.jpg" border="0" /></a><br /><br /><strong>PULSO</strong><br /><br /><br />Algunas veces<br />la tentación va tras tus pasos.<br />Se percibe en la sutil melodía,<br />en el irrevocable perfume de los ornamentos,<br />en el rojizo fuego que emanan tus cabellos.<br />Ajena al idilio,<br />la retórica se apiada<br />de la movilidad de los cuerpos<br />que se resisten a ceder<br />pese a la acelerada persistencia<br />de los ademanes<br />escondidos<br />bajo la cáscara del pulso.<br /><br /><br /><br /><strong>NUEVE HAIKUS</strong><br /><br /><br />-I-<br /><br />me das tu muerte<br />un breve relámpago<br />sobre la grava<br /><br /><br />-II-<br /><br />clara derrota<br />la quietud de la ola<br />domesticada<br /><br /><br />-III-<br /><br />cuchillo hiriente:<br />bordes irregulares<br />son tu condena<br /><br /><br />-IV-<br /><br />puro deleite<br />del tímpano colmado<br />por el vocablo<br /><br /><br />-V-<br /><br />alcaloide<br />los restos de memoria<br />la bocanada<br /><br /><br />-VI-<br /><br />tiempo ínfimo<br />sustento del residuo<br />después del revés<br /><br /><br />-VII-<br /><br />flashes de savia<br />entretejen sus redes<br />la desmesura<br /><br /><br />-VIII-<br /><br />mil añoranzas<br />de la bibliomanía<br />por el abismo<br /><br /><br />-IX-<br /><br />luz de la historia<br />escenas y recelos<br />perdura una voz<br /><br /><br /><br /><br /><strong>INQUIETUD EN EL MUEBLE DE ROBLE A 3000 METROS SOBRE EL NIVEL DEL MAR</strong><br /><br />La termita se inquieta<br />en el antiguo mueble de roble.<br />Es una disimulada estampa<br />sobre el acantilado<br />entre la cristalina magnitud<br />que concierne<br />a un orden desplegado<br />en los<br />mapas<br />de la<br />desmesura.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>PUNTO SILENTE</strong><br /><br />Vuelves al punto silente,<br />donde la demora apresura<br />decisiones por omisión<br />y la omisión decide demorarse<br />disfrazada de prisa.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>EL TIEMPO TROGLODITA</strong><br /><br /><em>para Antonin Artaud</em><br /><br />Voy cruzando una imperceptible frontera<br />y las ratas desfilan por mi piel<br />dibujando simbólicos pulpos<br />en el anegado ombligo del estrangulamiento.<br />Las pupilas revientan de sal y de bilis.<br />En ese confuso instante<br />me abrazo a las plumas muertas<br />del tiempo troglodita,<br />a la indeleble pantomima<br />del teatro vacío.<br />Caigo sin pausa,<br />soy catarata,<br />avidez de hiedra,<br />paciencia de cactus.<br />Me sumerjo en el deglutir<br />de lo inconsecuente.<br />Allí,<br />donde anida el camino sin huella<br />y la pedregosa luna revela<br />el magma de su luz tardía.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>LA CAÑA DE PESCAR, LA BOTELLA DE CAÑA SEMIVACÍA,<br />EL ANZUELO, EL CARDUMEN DE PECES<br />Y LA LUNA ESQUIVA</strong><br /><br /><em>a ricardo guiamet</em><br /><br /><br />La luna esquiva al hombre<br />que ha caído al agua desde su bote.<br />El sueño lo ha vencido<br />y trata de nadar en medio de la oscuridad.<br />La caña de pescar se ha escurrido entre sus dedos<br />y ahora flota paralela a la embarcación.<br />La corriente es relativamente calma<br />pero el hombre no logra alcanzar el bote.<br />Quizás la botella de caña semivacía,<br />perfectamente erguida en el piso de la embarcación,<br />lo explique todo.<br />Ensayando un movimiento rápido y convulsivo,<br />el hombre se aferra al anzuelo,<br />en el que la carnada permanece intacta.<br />Luego grita, el punzante metal<br />ha desgarrado su piel hasta hacerlo sangrar.<br />Un cardumen de peces se acerca al intruso<br />y comienza a mordisquearlo.<br />La caña de pescar se hunde lentamente;<br />el hombre busca por última vez la luna<br />pero ya no lo alumbra.<br />Las burbujas son parte del río<br />que definitivamente le pertenece.<br /><br /><br /><br /><strong>LULLABIES</strong><br /><br /><em>a fabricio simeoni</em><br /><br /><br />-I-<br /><br />La oscuridad profana ciertas circunstancias<br />para acunar en letanía<br />el artificio de la mañana.<br /><br /><br />-II-<br /><br />Curiosa delectación de los moradores<br />de ciertas ruinas,<br />donde el misterio deviene en mito<br />y las plegarias<br />se sumergen en las sombras,<br />sustentando la fascinación<br />del gruñido de aves nocturnas<br />entre<br />cúpulas, losas y columnas de mármol<br />despojadas<br />del frenético deseo de la refulgencia.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>RUINAS ROMANAS</strong><br /><br />Me mostrarás los mezquinos propósitos<br />que maltratan tu poema,<br />sobrevolaré sin pendientes<br />entre el vaho de alcohol<br />y la figura de un Cristo sin espinas,<br />me interrogarás acerca de los lujos<br />y caminaré sobre un acerico<br />únicamente para agradarte.<br />Dejaré de llorar esas frases<br />de concentrada mendicidad,<br />haré mecer tu ironía<br />en las ruinas romanas,<br />en el cauce del Tíber<br />y tendrás todo al alcance<br />de tu mano,<br />tan sólo huyendo.<br /><br /><br /><br /><strong>ECOS</strong><br /><br />Pétalos arrebatados al cielo,<br />irreal fotosíntesis de embrujo.<br />Sensaciones de labios;<br />virtuales palabras habitantes<br />de un sueño trucado.<br />Periferias del tímpano del valle,<br />un eco que se alimenta<br />con la infinitud que se niega.<br />Campanas que se ahogan<br />en sus tumbas de<br />arena silenciosa,<br />cautivadas definitivamente<br />por la alucinación de la música;<br />irrefrenablemente cruel,<br />hipnóticamente persuasiva.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>EL AGUA CRUDA</strong><br /><br />Declina el día,<br />la maderada avanza por el agua cruda<br />debelando la resistencia de los camalotes.<br />El hombre efectúa un innecesario rodeo<br />para corregir la dirección de los troncos,<br />varados en la angostura del recodo<br />y el disfavor geográfico del cauce.<br />La corriente baraja sus vaivenes<br />y rotura el despeñadero,<br />donde yace un caballo vencido por el carbunco.<br />Exaspera el sosiego del mortuorio tono<br />y el monocorde fastidio del viento cincel,<br />modelando el imprevisible limo.<br />Las alas de la noche irrumpen,<br />corrompen el cenagal,<br />el monte,<br />los cañaverales,<br />las alimañas<br />y la parquedad de la madera veteada.<br /><br /><br /><br /><strong>DESTIERRO</strong><br /><br /><em>A Chiquito Gómez in memoriam</em><br /><br />Tiembla, tiembla,<br />traspone escotillas,<br />la tierra,<br />la sombra,<br />la siembra,<br />la diafanidad.<br />Transmigra el<br />traslúcido semblante,<br />acicala el menosprecio,<br />el desaliento<br />del necrológico destierro.<br />Enciende<br />la llama que restringe lo limitáneo<br />porque el<br />impetuoso espíritu<br />recrudece<br />inusitado y saciado.<br />El impostor abruma,<br />extemporáneo,<br />fuera de sí,<br />llevándose<br />las voces<br />que supieron callar a tiempo<br />lejos y cerca<br />del mar infinito.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>CINCO MINUTOS</strong><br /><br />Noche tras noche, el oportunista,<br />al reparo de su impecable estampa<br />se acercaba al poblado con papeles de ocasión<br />y postales del acecho.<br />Sus dedos manchados de tabaco<br />contrastaban con las delicadas solapas del traje<br />de corte europeo.<br />Caminaba aceleradamente sobre el ripio<br />con vetustas armaduras<br />y derramaba siniestro material volcánico,<br />promesas de ofrendas futuras.<br />El viento traía vestigios de sequía,<br />manchaba los zapatos, la camisa de seda<br />e infiltraba las palabras,<br />desquiciando<br />ese perverso rictus<br />que prometía el nuevo cielo<br />por cinco minutos.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>VAGAMENTE TRISTE</strong><br /><br />Ni piedra ni tierra.<br />Sólo el precipitar<br />de la decadencia,<br />la resignación del espejismo<br />vagamente triste.<br />Partículas de arena,<br />proyectiles del tiempo<br />en las estepas vacías de voces.<br />El ocaso del humo<br />dibujado en el circular horizonte<br />sobre el tacto del volumen<br />que crece,<br />antes de perderse<br />en los despojos de tu olvido<br />midiendo las sombras<br />las pesadillas,<br />los versos<br />y los nombres.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>LA LÍNEA</strong><br /><br />La razón se extravía<br />en un cataclismo<br />que imita a las cuerdas vocales.<br />Los testimonios perduran<br />en el siseo de la cinta<br />desgarrando un miserable abismo<br />entre tus pasos<br />y los míos.<br />Quiero contrarrestar<br />la adversidad del hormigueo<br />pero el escalofrío me detiene<br />en la línea divisoria<br />de nuestros mundos.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>MUECAS</strong><br /><br />Te encuentras en la expuesta crisma<br />de los ángeles caídos,<br />oscilando entre fósiles primaveras.<br />Acaparas lo quieto de la noche,<br />destejiendo el manto<br />de la trágica verbena,<br />atravesado en una calma llanura<br />que embalsama.<br />El ansia de lo dulce<br />se vuelve una liturgia,<br />se revela el dibujo<br />Y desgarra las garras<br />drenando el desagüe<br />hasta el cenit del gesto<br />ostensiblemente sumiso.<br />Por lo pronto callas y<br />-con cierto disimulo-<br />atesoras<br />la mueca en el espejo,<br />mausoleo de las cínicas piruetas<br />de los amanuenses.<br /><br /><br /><br /><strong>ATAVÍOS</strong><br /><br />Desnudos ropajes aportan soluciones<br />al concierto de la fábula<br />Misteriosas gotas apuran<br />el puro temblor de tus labios.<br />Quisiera saber qué suerte de principio<br />te hace inmune<br />y me condiciona al<br />perpetuo suplicio del péndulo.<br />No se trata<br />de la extensión de la turbulencia.<br />Tampoco del leve signo<br />que minimiza los restos<br />del naufragio.<br />La clave tal vez esté<br />en una ajena fuerza<br />que no tuve en cuenta<br />al contar<br />tus interminables pasos en el desván<br />y en las inagotables notas de ese pentagrama<br />donde la música siempre acechaba<br />ataviada de silencios.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>DERRUÍDOS DE LA LUNA</strong><br /><br />-I-<br /><br />SIN LUJO DE DETALLES<br /><br />Sonidos de piedras en el agua.<br />Tan sólo claroscuros<br />pidiendo perdón<br />en el ahogo.<br />Visiones funerarias<br />guardadas en el arcón<br />y que, por fin,<br />sacas a relucir.<br /><br /><br />-II-<br /><br />POLVO LUNAR<br /><br />La sequía sin lumbre,<br />la palabra sin fuerza,<br />la cumbre desapreciada,<br />el cerro calamitoso,<br />la búsqueda perpetua,<br />la muerte con sigilo,<br />el desmayo de todo<br />lo que no salta a la vista.<br /><br /><br /><br /><strong>LOS DÍAS VENCIDOS</strong><br /><br />Desidia en la arboleda,<br />señuelos que se revelan<br />en el imantado campo santo.<br />Telúrica inminencia de fuegos fatuos<br />y de relámpagos que perduran<br />en las sonajas de un trueno.<br />Estridencia,<br />vértigo,<br />cruda inmanencia de los descarnados.<br />Bóvedas donde los grillos<br />acompañan al silencio de los muros<br />con sobresaltos que atesora el tiempo<br />mientras te devora en la plegaria<br />que te rezas a ti mismo:<br />“los días vencidos<br />han sido los mejores”.<br /><br /><br /><br /><strong>AZÚCAR Y VINILO</strong><br /><br />Se derraman las súplicas<br />en el salón.<br />Sólo permanece un ficticio<br />contrapunto de ademanes.<br />Capturado en el gesto,<br />me instalo entre<br />el azúcar y el vinilo.<br />Cruzo los charcos,<br />tallando los moldes<br />a tu medida<br />de voraz insecto del azar.<br />Nocturno,<br />oscuro tábano<br />sediento de misas.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>REVÉS</strong><br /><br />En la dejadez<br />del atril<br />viven los traspiés.<br /><br /><br /><br /><strong>FINAL ANUNCIADO O EL JUSTO REPOSO</strong><br /><br />Quién detendrá el viento<br />para desanudar las madejas del rocío<br />y confortar a los despojos<br />de un sol espigado de muerte?<br /><br />Quién abrirá los disecados pétalos<br />de herbario,<br />tu colección de rosáceos recuerdos<br />que apuraron el somnífero?<br /><br />La constancia del suelo<br />induce a un movimiento de repliegue<br />y un desierto se ve vacío<br />sólo desde un punto de vista.<br />Envasamos el mismo error<br />en otra palabra<br />que será la misma idea<br />perturbadora y anodina,<br />lejos del justo reposo de la sangre<br />y del final anunciado. </div>Marquinhohttp://www.blogger.com/profile/09084915229986035511noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31391594.post-1153387843680761192006-07-20T02:18:00.000-07:002006-07-24T15:32:50.000-07:00Fusio por PATRICIO VALVERDE<a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/1600/GEBER_FUSION.jpg"><img style="CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4080/2069/400/GEBER_FUSION.jpg" border="0" /></a><br /><br /><em>A Julián. </em><br /><br /><br /><br /><em>No hay modo de entenderlo<br />sin rastrear las cicatrices en la boca<br />de tantos torturados en la fiebre<br />del caníbal que nos mastica.</em><br /><br /><br /><br /><em>dagas lunares<br />violan la sangre ebria<br />de los insanos</em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>The speed of pain</strong><br /><br />Justo ahí.<br /><br />Donde estallan las neuronas su implosión cicatrizada de sodio.<br />Donde habita el dolor nodal su condensada tripa blanca.<br /><br />Justo ahí.<br /><br />Espacio de sinapsis eléctrica, redondo y puro de cualquier calidez que mitigue.<br />Vertiginoso en su orgánica desnaturalización salina.<br /><br />Justo ahí.<br /><br />La matriz del dolor,<br />muerde su dentadura sincrónica.<br /><br />Y abriendo ojos de porcelana te crecen largas pestañas.<br />Crispadas las terminales nerviosas,<br />apretada hasta la asfixia,<br />respirada hasta la asfixia.<br />Brutalmente vaciada.<br /><br />La veloz mancha del dolor<br />trepa como mil arañas tu columna<br />y baja, mil veces más.<br /><br /><br /><br /><em>Está ese asunto de la belleza<br />en un muerto y sus motivos<br />siempre rondando, asechando<br />justificándolo, humanizándolo, llevándoselo…</em><br /><br /><br /><br /><em>tristezas mías<br />van de tu mano al mar<br />cada enero</em><br /><br /><br /><br /><strong>Teoría de los dos narcisos</strong><br /><br />¿Qué fue de la otra mitad, del segundo Narciso,<br />el branquial, el que enamoraba desde las aguas?<br />¿Envejeció amando a su hermano ahogado<br />o besó su cadáver y le cerró los ojos y olvidó?<br />¿Salió del mundo de aguas<br />enloquecido de dolor,<br />a morir asfixiado<br />buscando belleza?<br /><br /><br /><br /><em>Nos reunimos en torno al difunto<br />tristes y precarios…</em><br /><br /><br /><br /><em>nada anuncia<br />tu calma alegría<br />y hoy me dejas</em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Siempre se muere</strong><br /><br />La escarcha se adhiere a la suela con su frío<br />cristal crepitante.<br />Así las supersticiones de encaje se desprenden<br />de los pasos residuales de la muerte<br /><br />Adelgazado por esa muerte algo barroca.<br />Alivianado, diríamos.<br />Miro al mundo desde una glorieta<br />de impunidad saludable.<br /><br />Al fin, siempre es el cielo el que roba la noche.<br />Nosotros somos nubes derivadas<br />de un soñador empedernido.<br />Y Otro siempre es el que se va.<br />no importa cuantas veces.<br /><br />Anodinos niños aburridos<br />nos dejamos llevar<br />por pura y sentida fidelidad.<br /><br /><br /><br /><em>Impedir una tristeza.<br />Me está quebrando la espalda.</em><br /><br /><br /><br /><em>no pido más que<br />salir un día de mi<br />cárcel de nieblas</em><br /><br /><br /><br /><strong>Karma</strong><br /><br />Adivino en ciertos rostros las herencias,<br />de las diversas edades de las almas.<br />Lo mismo no me ocurre con la rosa,<br />eterna fragilidad que siempre asombra.<br /><br />Me inquieta que vuelva en esa rosa,<br />el cautivo, antes rey, quizás guerrero.<br />Pero las cíclicas costumbres del misterio,<br />labran sus designios en el tiempo.<br /><br />Si esto es cierto,<br />nos salva del destino su secreto,<br />y la ilusión, el don de la palabra.<br /><br />Así el mar esconde entre su espuma,<br />el preciso oriente que veremos.<br /><br />Esto quise creer<br />aquel brutal instante<br />de tu adiós.<br />Y hoy creo.<br /><br />Busco entre las rosas una,<br />que mi pobre entendimiento no devela.<br />Mañana será.<br />En eso creo.<br /><br /><br /><br /><em>No hay verdad ni mentira<br />Todas las palabras son iguales<br />desde la guerra.</em><br /><br /><br /><br /><em>tengo mi arma,<br />lista y ajustada,<br />para el odio.</em><br /><br /><br /><br /><strong>Irak</strong><br /><br />Hoy salgo caminando alto y derecho,<br />por la vereda incendiada del barrio<br />que va muriendo.<br />Soy rey de ruinas<br />Solo dame un tiempo<br />para reconocerlo todo<br />aunque eso<br />no haga diferencias.<br />Es que siempre tuve<br />un gran corazón idiota<br />que se ríe solo<br />en la lluvia y las mañana<br />Soy un tremendo cross<br />a la mandíbula de una muñeca rota.<br /><br />Y llego hasta las flores amarillas<br />que palpitan en mis ojos táctiles<br />mientras sueltan el polen.<br />El néctar para mi lengua filosa,<br />que sabe a tardes<br />de otros fuegos.<br /><br /><br /><br /><em>Hay un ciego de voz esperanza que esta modelando<br />al mundo con sus cinceles puros de<br />cielo incoloro.</em><br /><br /><br /><em>el reloj tañe<br />las doce campanadas<br />del hombre mortal.</em><br /><br /><br /><br /><strong>Diario sonoro de un hombre</strong><br /><br />A las diez de la noche termina este hombre<br />-el del día de hoy-.<br />Con el desgano acumulado por las horas<br />de frases sin vestigios de sentido.<br />Queda un intuitivo cuchicheo agudo,<br />secundado de cantinelas de<br />graves ociosos y distantes.<br /><br />Escucha la t.v. reverberada de vino.<br />Se arrodilla, se quiebra (así dicen ahora)<br />en euforias mudas y burbujeantes.<br /><br />Le nacen órganos tibios y nuevos.<br />entre un murmullo acuático y fetal<br />Se olvida en una cama.<br /><br />Mañana,<br />siempre hasta las diez,<br /><br />le espera la radio distorsionada del taxi<br />la constancia del mundo mecánico<br />La profusa jaula de locas,<br /><br />Mundo inyectado en el embudo<br />de sus oídos plásticos.<br /><br />A sus ojos grises puebla un parque verde<br />absolutamente virgen, apenas tocado de brisa..<br /><br /><br /><br /><em>Los corales definitivos están en el ojo del dios,<br />lejos de mi atónita vigencia convaleciente<br />de aguas que labran las horas como a un<br />mármol riguroso y ficticio.</em><br /><br /><br /><em>mi gato mira<br />mi corazón mientras yo<br />miro la lluvia</em><br /><br /><br /><br /><strong>Un día con los ecologistas</strong><br /><br />Hoy he querido ser un crudo mono,<br />mancharme con sangres que no sequen,<br />embotarme de visiones turbias,<br />arroparme con poleras amarillas,<br />seguirme sin perderme rastros,<br />saltarme en zancos de ramas secas,<br />envidiarme como a un tonto.<br />Enviciarme.<br />Dejarme llevar por los impulsos.<br />Vomitar todas las cábalas.<br /><br />Resarcirme, devolver mi domesticación.<br />Entregar mis estrellas de plata.<br />Perder una guerra.<br />Sabotear un barco en ultramar.<br />Cincelarme ojos gatunos.<br />Afilarme los pómulos.<br />Conversar con una mantis.<br />Alterar supermercados.<br />Dormir siestas verdes.<br />Detonar falsas alarmas .<br />Tomar baños de litio.<br />Y sacarme las sales del cuerpo.<br /><br />Pellizcarme como las niñas malas.<br />Aprender todos los trucos y engaños<br />para usarlos en mi contra.<br />Desandarme por otros lados<br />hasta<br />Sentir un árbol.<br /><br /><br /><br /><em>Ajustada a las maneras más elementales.<br />despojada de todo lo vano;<br />recorre distancias sorprendentes<br />que me aterran…</em><br /><br /><br /><br /><em>nadie lo sabe<br />Recorro mi tristeza<br />mientras sonrío</em><br /><br /><br /><br /><strong>Tour de force</strong><br /><br />Herrumbres de una tristeza abandonada<br />laten<br />en vírgenes vergeles<br />recortados por sombras inválidas.<br />La cosecha sedentaria.<br />La mano de seda de Alejandra.<br /><br />La tristeza más profunda<br />palpita sigilosa<br />Los delicadísimos labios<br />susurran<br />palabras asustadas<br />palabras al filo<br />de su sinsentido.<br /><br />Y yo que te recorro<br />como un amante de tantos, olvidado<br />me quedo con tus fetiches muertos.<br />La sed es como la fiebre.<br />Crea densidades en la materia<br />de tantas otras moradas<br />habitadas por faldas de niñas<br />solas de madres solas<br /><br />Les canta el universo real<br />ese que nunca paso de intuir.<br /><br />Mi torpeza de hombre.<br /><br /><br /><br /><em>Viajes de otros viajes de regresos<br />de distintos calendarios de diversos signos<br />endulzan el café por de mañanas<br />En blanco y negro.</em><br /><br /><br /><em>canta tu canción<br />las estrellas esperan<br />danzar para ti</em><br />Despertar.<br /><br /><br /><strong>Hay que despertar</strong><br /><br />Lavar los restos narcóticos de efluvios lunares.<br />Salirse del mar de magnolias y adormideras.<br />Desprender las pequeñas muertes de la piel.<br /><br />Hay que despertar.<br />Salir de impunidades de las sombras,<br />avisarse,<br />tomar recaudos.<br />Correrse del borde de ese precipicio que nos llama<br />desde el vacío del espejo<br />y creer el mundo,<br />y entrar al mundo.<br />Pararse sobre los zapatos.<br /><br />Hay que despertar.<br />Tomar el café, comer las medialunas.<br />Jugar con las migas, y renunciar a los últimos<br />vaporosos caprichos de rey.<br /><br />Hay que despertar.<br />Dejar el pánico como una minucia más<br />Dejarlo como la toalla, colgado hasta mañana.<br />Finalmente, abrir la puerta y salir.<br />Estar alerta.<br /><br />Ahora, que otros también han despertado<br />Cambiamos cortesías, y nos revisamos<br />como monos atentos.<br /><br /><br /><em>Secaron los capullos antes de florecer.<br />Les faltaba deseo.</em><br /><br /><br /><br /><em>sueña plegarias<br />que pierden el sentido,<br />al despertarse.</em>Marquinhohttp://www.blogger.com/profile/09084915229986035511noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31391594.post-1153387041143306982006-07-20T02:01:00.000-07:002006-08-01T20:23:35.486-07:00Slide Show de imágenes de ESE AGUA CRUDA<div align="left"><embed style="WIDTH: 437px; HEIGHT: 356px" src="http://www.youtube.com/v/jinYcKG1uYE" width="437" height="356" type="application/x-shockwave-flash"><br /></div><div align="left"></div><div align="left"><br /></div><div align="left"></div><br />Música: <em>tabla and bass</em>, por <strong>E3</strong>.<br /><br />Fotos del Tándem + 1: <strong>FEDERICO TINIVELLA</strong>.<br /><br />Agradecemos a <em><strong>DAVID NAHON</strong></em>, por el arte de tapa y la inspiración.<br /><a href="http://davidnahon.ar.gs">Ver Web de DAVID NAHON</a>Marquinhohttp://www.blogger.com/profile/09084915229986035511noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31391594.post-1153385633603425212006-07-20T01:52:00.000-07:002009-04-28T09:48:45.248-07:00Comentario de Ese Agua Cruda, por LISANDRO GONZALEZ<em>Lecturas </em><br /><strong>Cuatro escriben mejor que uno </strong><br />Poesía. "Ese agua cruda", de R. Lobos, R. Guiamet, F. Marquínez y P. Valverde. Editorial Los Lanzallamas, Rosario, 2003<br /><br />Lisandro González, para el Diario La Capital, 6.6.04.<br /><br />"Ese agua cruda" es un libro colectivo con una identidad particular. Los cuatro poetas que lo integran han ido construyendo y construyen su obra y su poética individualmente, pero en ese camino se han cruzado e iluminado mutuamente, habiendo realizado experiencias artísticas conjuntas.<br /><br />Los símbolos de la alquimia también son fundamentales en este libro -que rescata así una histórica analogía de esta actividad con la poesía-, donde cada sección de poemas de cada autor presenta un título de un proceso químico propio -a saber, sublimatio, descensio, calcinatio y fusio.<br /><br />Por otra parte, la cuestión del agua cruda no es un simple título, sino que traza coordenadas en el libro. Dicen así en uno de los dos poemas grupales -verdadera letanía del agua-: "Todo es agua,/ una sola agua,/ la misma agua./ Ese agua cruda, ilusión de trance/ donde un génesis detenga el tiempo."<br /><br />En cuanto a los autores, el primero es Roberto Lobos. Su poesía parece ir en busca de esa belleza candorosa de la niñez, de las flores que va plantando la nostalgia, entre imágenes que brindan un leve estremecimiento y una singular mirada de lo humano.<br /><br />En ese camino, sólo insinúa algunas respuestas, vuelve sobre la verdad -"dicen lo que dicen las líneas de mis manos/ digo que mienten como calendarios del azar"-, sobre el silencio y el silencio frente a la muerte. Todas cuestiones simples, abrumadoramente complejas. Y se hace preguntas, pero siempre atisbando una esperanza, o un deseo de esperanza -lo cual es también una esperanza-, como cuando nos confía que "tres módicos deseos abrigo:/ que haya fresnos como en otoño,/ viento,/ y un mar agitándose".<br /><br />Ricardo Guiamet parte de una poética apriorísticamente objetivista, para después hacer jugar precisamente la alquimia y exprimirles una particular e inquietante belleza a sus versos, como cuando "una luciérnaga/... junto al techo/ parafrasea los relámpagos".<br /><br />Sus poemas tienen una importante carga narrativa, como en el poema "Polinesia", hermosa metáfora de los efectos y de las posibilidades de las palabras, y los materiales de sus versos se los da la isla, el río, los que se convierten en motivos de particulares elegías y metáforas. De ese modo, también utiliza los despojos, en "los restos de la vida en/ lo que resta de la noche", donde justamente su particular sentido de la poesía ilumina el rostro de la belleza.<br /><br />En la poesía de Fernando Marquínez conviven una serie de elementos, todos trabajados con precisión de orfebre. Un gran cuidado en la música -un ejemplo explícito de ello es el poema "Ecos"-, la disposición de los versos -todos ellos centrados- y un esmerado trabajo en la elaboración de las imágenes, donde entre un sutil barroquismo o bien un claro hermetismo, adquiere brillo su palabra, "puro deleite/ del tímpano colmado/ por el vocablo". De esa manera, parece intentar indagar las fronteras de la forma y el silencio, sumergiendo así sutilmente al lector en resonancias de misterio y en páramos de sutil melancolía, como cuando "la oscuridad profana ciertas circunstancias/ para acunar en letanía/ el artificio de la mañana".<br /><br />Patricio Valverde pareciera trazar dos coordenadas en la profunda y certera poesía de "Fusio", trabajando un registro por momentos neorromántico, que alterna con preguntas e imágenes descarnadas sobre la condición del hombre contemporáneo y del mundo.De esa forma, elige el hondo camino de los sentimientos, de la intimidad, de la pregunta de la belleza, para rendirle honor, precisamente a la belleza, e incluso humanizando la muerte, cuando nos habla de que "está ese asunto de la belleza/ en un muerto y sus motivos/ siempre rondando, asechando/ justificando, humanizándolo, llevándoselo...". Y en todo momento se destaca la piedad por el hombre, frente al "mundo inyectado en el embudo/ de sus oídos plásticos".<br /><br /><a href="http://archivo.lacapital.com.ar/2004/06/06/seniales/noticia_105566.shtml"> Ver artículo original en La Capital on line</a>Marquinhohttp://www.blogger.com/profile/09084915229986035511noreply@blogger.com0