Thursday, July 20, 2006

Comentario de Ese Agua Cruda, por LISANDRO GONZALEZ

Lecturas
Cuatro escriben mejor que uno
Poesía. "Ese agua cruda", de R. Lobos, R. Guiamet, F. Marquínez y P. Valverde. Editorial Los Lanzallamas, Rosario, 2003

Lisandro González, para el Diario La Capital, 6.6.04.

"Ese agua cruda" es un libro colectivo con una identidad particular. Los cuatro poetas que lo integran han ido construyendo y construyen su obra y su poética individualmente, pero en ese camino se han cruzado e iluminado mutuamente, habiendo realizado experiencias artísticas conjuntas.

Los símbolos de la alquimia también son fundamentales en este libro -que rescata así una histórica analogía de esta actividad con la poesía-, donde cada sección de poemas de cada autor presenta un título de un proceso químico propio -a saber, sublimatio, descensio, calcinatio y fusio.

Por otra parte, la cuestión del agua cruda no es un simple título, sino que traza coordenadas en el libro. Dicen así en uno de los dos poemas grupales -verdadera letanía del agua-: "Todo es agua,/ una sola agua,/ la misma agua./ Ese agua cruda, ilusión de trance/ donde un génesis detenga el tiempo."

En cuanto a los autores, el primero es Roberto Lobos. Su poesía parece ir en busca de esa belleza candorosa de la niñez, de las flores que va plantando la nostalgia, entre imágenes que brindan un leve estremecimiento y una singular mirada de lo humano.

En ese camino, sólo insinúa algunas respuestas, vuelve sobre la verdad -"dicen lo que dicen las líneas de mis manos/ digo que mienten como calendarios del azar"-, sobre el silencio y el silencio frente a la muerte. Todas cuestiones simples, abrumadoramente complejas. Y se hace preguntas, pero siempre atisbando una esperanza, o un deseo de esperanza -lo cual es también una esperanza-, como cuando nos confía que "tres módicos deseos abrigo:/ que haya fresnos como en otoño,/ viento,/ y un mar agitándose".

Ricardo Guiamet parte de una poética apriorísticamente objetivista, para después hacer jugar precisamente la alquimia y exprimirles una particular e inquietante belleza a sus versos, como cuando "una luciérnaga/... junto al techo/ parafrasea los relámpagos".

Sus poemas tienen una importante carga narrativa, como en el poema "Polinesia", hermosa metáfora de los efectos y de las posibilidades de las palabras, y los materiales de sus versos se los da la isla, el río, los que se convierten en motivos de particulares elegías y metáforas. De ese modo, también utiliza los despojos, en "los restos de la vida en/ lo que resta de la noche", donde justamente su particular sentido de la poesía ilumina el rostro de la belleza.

En la poesía de Fernando Marquínez conviven una serie de elementos, todos trabajados con precisión de orfebre. Un gran cuidado en la música -un ejemplo explícito de ello es el poema "Ecos"-, la disposición de los versos -todos ellos centrados- y un esmerado trabajo en la elaboración de las imágenes, donde entre un sutil barroquismo o bien un claro hermetismo, adquiere brillo su palabra, "puro deleite/ del tímpano colmado/ por el vocablo". De esa manera, parece intentar indagar las fronteras de la forma y el silencio, sumergiendo así sutilmente al lector en resonancias de misterio y en páramos de sutil melancolía, como cuando "la oscuridad profana ciertas circunstancias/ para acunar en letanía/ el artificio de la mañana".

Patricio Valverde pareciera trazar dos coordenadas en la profunda y certera poesía de "Fusio", trabajando un registro por momentos neorromántico, que alterna con preguntas e imágenes descarnadas sobre la condición del hombre contemporáneo y del mundo.De esa forma, elige el hondo camino de los sentimientos, de la intimidad, de la pregunta de la belleza, para rendirle honor, precisamente a la belleza, e incluso humanizando la muerte, cuando nos habla de que "está ese asunto de la belleza/ en un muerto y sus motivos/ siempre rondando, asechando/ justificando, humanizándolo, llevándoselo...". Y en todo momento se destaca la piedad por el hombre, frente al "mundo inyectado en el embudo/ de sus oídos plásticos".

Ver artículo original en La Capital on line

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